AHOGADO
Vivir es triste. Y a medida en que más vivo, más me convenzo de eso.
Duele mucho ser joven y no tener ni idea de lo que estoy haciendo. Sumido en el miedo de que no haya futuro para mí. Ahogado.
Desde pequeño supe que la vida iba a ser complicada. A corta edad me enteré de que no podía tener lo que otros tenían, me enteré de que no todos somos iguales. O por lo menos uno son más iguales que otros.
Yo siempre tuve miedo, miedo de no ser igual. Miedo de ser pobre, miedo de seguir siendo pobre, miedo de nunca poder dejar de ser pobre, miedo de vivir añorando ser algo más que pobre, pero morir igualmente pobre. Miedo a ser aún más pobre de lo que ya soy.
Creo que ese miedo nunca se va, por lo menos en este país. Ese miedo ha carcomido mis sueños y ha moldeado mi vida en favor de elecciones hechas en base a si algo me dará suficiente dinero para mantenerme a corto y mediano plazo.
Me pregunto si de no haber tenido miedo, ya sería poeta, pintor o loco.
Ahora, ya viejo, me ahogo en dudas. Ahora tengo responsabilidades, ahora no puedo andar jugando… ¿Alguna vez pude? Ahora solo tránsito la vida, cumpliendo con el trabajo que escogió mi miedo de ser más pobre, trabajando sin sentido, para llegar al final del día y dormir.
Me dicen que debería practicar la gratitud. En cierto modo lo hago, sé que tengo carro, no tengo deudas, tengo comida, tengo internet, tengo hasta HBO Max. Pero eso es lo básico y hoy por hoy nadie quiere lo básico. ¿Será que los ricos tendrán miedo de algo?
Pero podría estar peor, ¿no? Podría ser más pobre. O peor aún, podría ser pobre y no tener idea de lo pobre que soy. Aunque, ¿ser pobre es malo o lo malo es ser consciente de lo que no tengo?
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